domingo, 3 de octubre de 2010

Diario de un viaje, Roma día 2

Quedamos ayer en que nos traerían el desayuno (no hay comedor y te traen el desayuno a la habitación, este hostal ya me parece demasiado cutre al segundo día, menos mal que es tranquilo y muy limpio y en las camas se duerme de lujo) a las 8 de la mañana, son las 8,20 cuando lo traen. Dos expressos, un ¿zumo? y 2 bollitos (bollería industrial) para cada una. Bueno por lo que hemos pagado vistos los precios por aquí no se puede pedir más y al parecer, es que la cosa funciona así, el ayuntamiento romano regula en cierto modo los precios de los alojamientos y les obliga, para poder cobrar a partir de cierta cantidad, que se ofrezca alojamiento y desayuno como mínimo y los hosteleros, te dan un desayuno mísero para cumplir.

Destino de hoy: zona Coliseo.

Pasamos por la Piazza Vittorio Emmanuele donde hay unas ruinas de algo muy antiguo que en su momento no localizamos en ninguna guía lo que es. Pero, oh sorpresa, primeros mininos (después del gato del aeropuerto de llegada, que no recuerdo si lo comenté) para fotografiar.

Tras la parada oportuna para tirar unas fotos, seguimos via (nunca mejor dicho lo de vía) Statuto, donde localizamos un cuco bar-restaurante "de barrio" donde tomamos un café más y vemos los menús a 10 €. Si podemos, la lasaña aquí.

Llegamos a Cavour y hacia abajo, hacia el Foro. En una calle lateral, localizamos al fondo el Coliseo. En otra, la iglesia de San Pietro in Vincoli, donde está la escultura del Moisés, encontrándose en un alto y decidimos dejarla para luego.

"Torrezno torrezno" que dirían en León -to recto, to recto, traducido, pero esto es otra historia, otro viaje- a la derecha, encontramos el Foro Imperial o mejor dicho los "foros imperiales" pues son varios, que recuerde: Nerva, Trajano y Augusto (enfrente está el Foro Romano y el Palatino) que incluyen un mercado.

La columna Trajana, al fondo, impecable, resalta entre el resto, en estos momentos en plena fase de excavaciones y recuperación. Tantas veces nos la enseñaron en Historia y ahí está. Parece mentira.
Junto a la columna, la iglesia del Santo Nombre de María y Santa María de Loreto (no entramos).

Al otro lado, alucinante, blanco, impecable, monumental (casi monstruoso) el monumento a Vittorio Emmanuele o Altar de la Patria del cual ya hablaré en otro post. Decidimos que, después cruzaremos (por no cruzar esas calles de locura y caos de tráfico, vamos, pagaríamos). Así que hacemos paradita en otro café en la Piazza Venezia para tomar algo y visitar al señor "Roca" que en Italia no sé cuál será... ¿Pietro?... 4 € un capuchino y 3 por un expresso nos clavan, la madre que los parió, aquí no vuelvo ni muerta de hambre. Pues nada, tras admirar de lejos el monumento, buscamos la iglesia del Gesú, "cabecera" de los jesuitas (bonitas calaveras de mármol o pórfido, ya no sé cuál es cuál y por Roma se usó mucho). De ahí, regresamos al lateral del mastodonte blanco o Altar de la Patria y nos dirigimos a la escalinata diseñada por Miguel Angel que accede al ayuntamiento de la ciudad y los museos capitolinos (a los cuales, no pasamos, suelen aburrirme los museos).

Y accedemos a una zona en altura junto al Ayuntamiento donde podemos ver el Foro Romano con un primer plano del Arco de Severo.

Continúamos la excursión bordeando la zona, en dirección al Coliseo por la Via del Foro Romano (qué propios) admirando, más bien, lo que debió ser en su momento y apenas por cómo el tiempo, con mucha ayuda del ser humano, destroza las cosas. Arquitectura efímera...

Y llegamos al Coliseo. Sinceramente, me sentí algo decepcionada. Es más bonito y espectacular en foto. Pero el Arco de Constantino está muy bien conservado y es imponente.
Nos digirimos entonces por un agradable paseo por el lateral del Palatino tras informamos en la taquilla de horarios y precios para entrar y decidir que otro día lo vemos por dentro (12 € entrada combinada Palatino-Coliseo válida para 2 días consecutivos) (exteriores) hasta el Circo o mejor dicho, hasta el solar donde estaba, que además, está en obras y da mucha penita. Un largo paseo, bajo un sol de justicia (la madre que parió al calor en Roma) y llegamos a la iglesia de Santa María Cosmedín o para que sea más fácil, donde esta la "bocca de la veritá" y una fila de gente que ni loca voy a hacer para una foto metiendo la manita ahí. Que pasamos. Meto el objetivo por el lateral entre la reja y hala, foto estupenda y sin gente estorbando, de canto. Entramos a la iglesia y merece la pena, coqueta, pequeña, me recuerda a una sinagoga que he visto en Toledo, y visitamos la pequeña cripta-catacumba.

Tras salir y ver los alrededores (con un templo griego dedicado a Fortuna y otro edificio rehabilitándose) y el arco de cruzamos un puente, "Ponte Palatino" hacia el famoso Trastévere, que tanto nos han insistido en que visitemos por lo pintoresco y blah, blah, blah... pues nada, una vueltecita por las calles y elección de restaurante para comer. Entramos a uno que parece cuco y no muy caro y nos atiende un italiano muy atractivo y simpático. La pasta, buenísima, la cervecita, entra que no veas, con el calorazo que estamos pasando. Y tras una horita aprox. de "parada y fonda" a retomar el camino, callejeando llegamos a una plaza donde lo que vemos son ancianos y niños (éstos últimos en la parte enrejada de la plaza, jejejeje) y a una iglesia que está cerrada, de vuelta, pasamos por una heladería a tope de gente italiana... no sucumbimos a la tentación. El plano nos conduce a una calle principal, me compro un vestido en un puesto de la calle (hay muchísimos repartidos por toda la ciudad, como un mercadillo permanente de puestos sueltos) por 5 € y nos vemos obligadas a girar hacia otra calle porque hay una manifestación delante de un ministerio (el de los funcionarios, por lo que leímos en el plano) y terminamos cruzando al otro lado de nuevo, por el siguiente puente y leyendo en la guía recuerdo que está por allí el Priorato de los Caballeros de Malta, desde cuya puerta de entrada, concretamente desde la cerradura, se puede ver la cúpula de San Pedro enmarcada por unos árboles... tomamos un café y pregunto cómo subir al Priorato. "Il secondo semáforo"... pues para allá que vamos.
Y una pequeña subida y allí estamos. Y coño... dónde está la puerta?. Nos metemos por una puerta que conduce a un jardín y de allí a un claustro mu modenno... por más vueltas que damos, no vemos por dónde puede ser y a punto de darme por vencida, veo una conserjería. Y allí que voy, a preguntar por la "serratura" por donde puedo ver la cúpula. Y el amable hombre nos explica que es justo saliendo por donde hemos entrado "a sinistra"... La encontramos! Y nos quedamos de piedra al ver un militar de camuflaje con metralleta en la mano y un camión con más militares justo detrás... coño... qué bien vigilada tienen la puerta no?
Llega un grupo de monjitas y decidimos que pasen ellas primero y luego lo vemos con tranquilidad y mientras nos sentamos a la sombra a descansar un rato y beber agua (por cierto, es estupendo encontrar tanta fuente por la ciudad, no sé si lo he dicho ya). Nos fijamos entonces en que justo en el edificio de enfrente hay una bandera no italiana, que no reconocemos, y que llegan cochazos con los cristales tintados y se bajan tiarrones con pinta de guardaespaldas, árabes y deducimos que los militares están ahí por eso. Luego nos enteramos que era la Embajada de Egipto.
Pues nada, ya nos toca mirar por la cerradura. Halaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa... ahí está San Pedro (vamos, la cúpula), al fondo de un pasillo de un jardín, enmarcado por unos cipreses... qué pasada...
Y resumiendo, bajamos, vimos de lejos la pirámide que fue una sorpresa porque no teníamos conocimiento de su existencia y a coger un bus para volver a Términi y comprar algo en el super para cenar y descansar.

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