Odio que me hablen de confianza, de complicidad, buen rollo, de “pareja” (hala!) con tanto descaro y que me la estén pegando por detrás, que todo sea “comerme la oreja y venderme la moto”. Cuando mantienes cierto tipo de relaciones digamos “abiertas” (que ni siquiera es eso porque no somos pareja), se entiende que hay tal punto de confianza mutua como para poder decir las cosas claramente, o si no quieres hacerlo pues no decirlas salvo que te pregunten expresamente, claro, pero no mentir. Eso no. Mentir no. Porque no hay necesidad y si se considera que la hay, mal se va. Y la mentira quiebra para siempre la confianza. Y sin confianza, no vamos a ningún sitio. En realidad creo que siempre he desconfiado de él, siempre hubo “situaciones extrañas” o “chocantes”, desde el inicio...
Esto era cuestión de tiempo, yo ya no confiaba en lo que me decía, pero me conformaba porque al fin y al cabo me decía a mí misma que pasaba un buen rato y ya está, y porque yo estaba desde hace tiempo en esa fase de “no le dejo porque no puedo, no quiero quedarme sin lo que me da, por poco que sea” (patética no?). Tantas conversaciones hablando (él) sobre “lo nuestro”, idealizándolo, hablando de nuestra complicidad, nuestra confianza, que así daba gusto... y yo pensando mientras le medio escuchaba “¿qué confianza? Si yo no confío en ti para nada. ¿Qué así da gusto? jajajajaja”. En esas conversaciones yo me limitaba a escuchar, o como mucho, algunas veces, sonreírme y decir: “sí, claro” mientras pensaba “cualquier día te sorprendo”. Y llegó el día.
Que ya se dijo en su momento, que nos podíamos “liar” con quien nos diese la gana, que lógicamente no somos nada serio ni lo íbamos a ser jamás (y que queda claro, muy claro, yo tampoco lo quería) más allá de una (supuesta) amistad, complicidad y sexo de vez en cuando. Y aunque hubo una época en la que me fastidiaba que hubiese otras porque a mí no me apetecía estar con otros (puro egoismo, eso son los celos en principio, a eso añádele la baja autoestima y todas esas cosas que te diría un psicólogo seguramente) pronto pasó y seguí mi vida normalmente, sin dar mayor importancia al tema.
Pero que te digan que no hay nadie más, que no hay tiempo, que el trabajo y la familia (claro, casado) absorbe demasiado como para poder disponer de tiempo para estar con nadie más... cuando no preguntas... escama. ¿Porqué dar explicaciones cuando no las he pedido? Sólo “me quejaba” de no poder pasar más tiempo juntos, nada más y la excusa siempre era la misma: “mucho trabajo”. Y una mierda.
Y que he tenido que usar “malas artes” para autoconvencerme de que ya era hora de plantarme y decir hasta aquí, pues sí, hacerme pasar por otra persona (internet es lo que tiene, da esa facilidad... y van 2 veces, aunque la primera la pasé por alto porque seguramente me pilló en un momento más “alto” moralmente y me la trajo “al pairo”). Cuando me ha pedido que le llame por teléfono he tenido mis dudas pero al parecer, como soy una actriz cojonuda, que ya lo sabía (ejem, modesta), ha colado y mi alter ego detective ha quedado con él a unas horas que jamás ha quedado conmigo... y con facilidad, primero propuso ayer y como dije que no, pues que hoy... o sea, como he dicho, con facilidad. Eso me jode.
Lo que me toca la moral inmensamente es porqué no ha tenido desde hace tanto tiempo ya esa facilidad para coger el coche y plantarse a verme como al parecer dice que tiene siempre tantas ganas y tan poco tiempo... eso es lo que me duele y que soy una gilipollas, no es nada que me pille de sorpresa, pero lo peor es que lo soy voluntariamente, con conocimiento de causa.
Pero hasta aquí hemos llegado. Pensaba plantarme en el lugar de la cita con un par de narices y ver su cara, pero mira, paso. Me he “descubierto”, habré quedado como una imbecil con mi actitud, en vez de decirle claramente que ya estaba bien de mentirme, pero tenía que hacerlo así y me da igual, porque más vale una vez verde que mil colorada. Y yo ya llevo demasiadas “coloradas”.
Y he actuado así, tan rastrera en realidad porque o lo hacía así o no era capaz de dejarle. Ahora sí.
Y no creo que sea mal tío, lo que ocurre es que debe estar tan acostumbrado a mentir que ya no puede evitarlo. Mala suerte.
2 comentarios:
Eso no es ser idiota, sino humana.
¿Has hecho lo que debía? Pues ya está.
pues querida Nana será eso, que soy muy humana, pero a veces tanto que creo que soy de otro planeta :D
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