Marca: (Del b. lat. marca, y este del germ. *mark, territorio fronterizo; cf. nórd.mark, a. al. ant. marka).
1. f. Señal hecha en una persona, animal o cosa, para distinguirla de otra, o denotar calidad o pertenencia.
—Ahora la marca, ¿verdad? —dijo Anne-Marie a Sir Stephen.
Él movió afirmativamente la cabeza y sujetó por la cintura a O, que se tambaleaba. Ahora no llevaba el corselete negro, pero éste la había comprimido tan bien que parecía que iba a romperse, de tan esbelta. Las caderas parecían más redondeadas y lo senos más abultados. En la sala de música, a la que, siguiendo a Anne-Marie y a Yvonne, Sir Stephen llevó a O casi en volandas, estaban Claire y Colette, sentadas en el estrado. Al verles entrar, se levantaron. Sobre el estrado, había un gran hornillo redondo con una boca. Anne-Marie sacó las correas del armario y mandó atar fuertemente a O por la cintura y las corvas, con el vientre aplastado contra una de las columnas. Le ataron también las manos y los pies. Aturdida por el miedo, sintió que la mano de Anne-Marie señalaba el lugar de sus nalgas donde tenían que aplicarle el hierro, oyó el silbido de una llama y, en silencio absoluto, una ventana que se cerraba. Hubiera podido volver la cabeza y mirar. No tenía fuerzas. Un dolor insoportable la traspasó, lanzándola contra las ligaduras, rígida y chillando, y nunca supo quién le había hundido en la carne de las nalgas los dos hierros candentes a la vez, qué voz fue la que, lentamente, contó hasta cinco, ni quién dio la señal para que se los retiraran. Cuando la desataron, cayó en los brazos de Anne-Marie y, antes de que todo acabara de dar vueltas a su alrededor y se oscureciera, antes de perder el conocimiento, aún tuvo tiempo de entrever, entre dos oleadas de noche, el rostro lívido de Sir Stephen
"Historia de O" de Pauline Réage
3. m. Huella impresa sobrenaturalmente en el cuerpo de algunos santos extáticos, como símbolo de la participación de sus almas en la Pasión de Cristo.
Se puede dejar marca de muchas maneras... y las importantes, de los estigmas que hay que preocuparse, no son los que quedan en el cuerpo, por duras que fuesen las heridas que dejan cicatrices o los tatuajes de iniciales en lugares escondidos e íntimos... no, no superan ni superarán las marcas que quedan en el alma.
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