sábado, 31 de agosto de 2013

Retomando los juegos

Se había resistido realmente y por mucho que parezca, años... sí... habían tenido algunos contactos íntimos, algunos ciertamente placenteros y "novedosos" (al menos "no habituales") y la relación se había enfriado por diferentes motivos (suyos, todo hay que decirlo).
 
No recordaba de qué manera habían retomado el contacto el caso de después de varios rifi-rafes, de varias "discusiones" y miles de dudas, ella se había decidido, pero no se lo había dicho a él... por si acaso a última hora volvía a cambiar de opinión, con ella todo era posible. 
 
Y su mensaje "¿cuándo tienes libre?" desencadenó el reencuentro. El cuando da igual. El se presentó en su casa acudiendo a su invitación y no tardaron más de 10 minutos en terminar estrenando su nueva cama.
Fue algo rápido. Demasiado para el gusto de ella, pero no puede decir que no disfrutase, al contrario.

Estaba juguetona pero no iba a tomar ninguna iniciativa. Lógicamente, recibir a un amigo que sabes que "te pretende" en camisoncito (monísimo por cierto), con escote y sin bragas no es lo más... puritano y conservador que se podría hacer pero... qué narices, ESA era ella realmente, no lo iba a ocultar ni a negar, y deseaba volver a serlo.

Cuando se quiso dar cuenta, la mano de él estaba acariciando su espalda por debajo del camisón y claro, el descubrimiento de la falta de ropa interior hizo el resto... la cama esperaba, que era muy comodona ella y muy clásica para eso... ejem...

Se colocó entre sus piernas enseguida, ella reía pensando: "ya tenías ganas..." y se dejó hacer.
 
Le tenía dentro, duro y un escalofrío recorrió su cuerpo hasta la nuca... "mmm... se me había olvidado ya",- se dijo a sí misma.
 
Los envites se aceleraban y eran cada vez más intensos. Ella echó su cabeza hacia atrás, inconsciente y él tomo el gesto como una invitación. Sus manos rodearon el cuello de ella y apretaron. Al principio, sin mucha fuerza. La excitación de ambos se incremento. Una de las manos de él soltó su cuello y se apoderó de uno de sus pechos, apretándolo, pellizcando el pezón, tirando de él, lo cual, "sólo" consiguió acelerarla aún más y que sus manos rodeasen la que él aún tenía en su cuello y le invitasen a apretar un poco más. El, "obediente", lo hizo y entonces notó sus caderas levantándose, el calor aumentando en su coño, envolviéndole, sus manos agarrando el cabecero de forja de la nueva cama y cómo su mirada se perdía en algún punto de la habitación...
 
Lo que él no sabía es que ese "punto g" de su garganta aprisionada estaba a punto de llevarla de nuevo al escuchar ese mudo "click" dentro de su cabeza, el cambio a "off" de la consciencia racional de ella, ese punto donde todo empezaba a resultar irreal y podía llevarla a cualquier nivel.
 
El "off" de la razón que llevaba al "on" del deseado y temido descontrol. Del amor/odio que le causaba ese cambio en su cabeza que le llevaba al siguiente nivel de placer. Siempre se había preguntado si eso era el "famoso subspace"...
 
Pero aún lo controlaba cuando aún no sabía cómo, hizo que él cambiase de postura, deshaciéndose de la garra en su cuello para no llegar a desconectar de la realidad. Tenía algo de miedo. No tenía tanta confianza con él ni le conocía en esas circunstancias como para estar tranquila y saber que él entendería esa situación.
 
El se tumbó boca arriba entonces y ella, pasó a jugar de manera activa. Su boca buscó su polla. Aún "sobrecalentada", pudo oler y probar su  propio sabor... hacía mucho que no lo hacía y al parecer, seguía teniendo el mismo efecto en ella misma: más excitación (pero de la física, sin más). Se lo tomó con calma, deleitándose y recreándose, tomando el poder en esos momentos, sintiendo que su boca mandaba. Apartó su melena negra un par de veces y echó en falta la mano de él agarrándola pero daba igual... escucharle hasta el final era suficiente.

 
La visita fue rápida, él tenía compromisos laborales... habría que repetir con más tiempo.
 


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