Hacía mucho tiempo que se había dado cuenta de ello pero aún a veces se "sorprendía" al pensar en ello. Se había vuelto alguien solitario, alguien a quien las citas sociales no gustaban demasiado, por no decir que era la gente la que no le gustaba -en su gran mayoría-.
Prefería estar solo en la oficina, pasar horas solo en casa después del trabajo o el fin de semana, leyendo, viendo la tele, en internet, montando algún nuevo mueble o con alguna manualidad.

"tiene que haber gente para todo ¿no?".
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