sábado, 25 de febrero de 2012

So-ledad/So-ciedad

Hacía mucho tiempo que se había dado cuenta de ello pero aún a veces se "sorprendía" al pensar en ello. Se había vuelto alguien solitario, alguien a quien las citas sociales no gustaban demasiado, por no decir que era la gente la que no le gustaba -en su gran mayoría-.




Prefería estar solo en la oficina, pasar horas solo en casa después del trabajo o el fin de semana, leyendo, viendo la tele, en internet, montando algún nuevo mueble o con alguna manualidad.



Si le sacabas de su núcleo familiar más directo, ya se sentía "observado" (y para mal, paranoias suyas claro). Terminaba agobiado cuando pasaba un rato en alguna cena o alguna visita o similar. Y no sabía si sentir pena de sí mismo (más) o asumir que la cosa era así y ya estaba...













 "tiene que haber gente para todo ¿no?".

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