Me alejo de la zona luminosa en la zona más alta a la que puedo acceder a pie, doy la espalda a la luna y me quedo observando la bóveda "celeste", esperando ver aparecer a las Dracónidas. Un avión, otro... otro más... creo que alguna constelación de esas que jamás logré identificar ni localizar.
Las estrellas se ven muy brillantes y desde aquí, parece que hay más que otras noches, supongo que será el no tener tanta contaminación lumínica.
Espero... nada... otro avión, otro... estrellas y estrellas que permanecen fijas, como mirándome desde arriba.
Está claro, ni la tristeza ni las estrellas son fugaces para mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario