Amarrada por una atadura invisible que yo misma anudé
No supe darme cuenta de que no iba a recordar cómo desatarme
No me di cuenta de que era posible que no tuviese manera de deshacer los nudos
No me di cuenta de que vueltas y vueltas iban cada vez enrrollándose en mí, cada día un poco más, cada experiencia, cada día de soledad, cada relación, cada pensamiento... más y más...
Y ya no sé deshacer los nudos
1 comentario:
Pues nada, búscate a alguien que tenga un cuchillo con el que cortar esas cuerdas (y no va con segundas, ¿o sí?).
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