3 h. de la mañana del 12-9-10, suena el despertador. A las 3,30 h viene el taxi con el que hemos quedado para que nos lleve a la T1 que sale el vuelo a las 6.15 h.
A las 3,20 ya está abajo.
Terminal T1 del aeropuerto de Barajas, mostrador Ryanair, 4.05 de la mañana. Primera cola ("fila, Concha, fila") de las vacaciones para facturar. Las maletas no llegan a 15 kg, van sobradas, menos mal.
Llegamos a la puerta de embarque minutos después. Una vez localizada, puedo ir al "dutyfrí" a ver si aún está el perfume de Prada que sólo he visto aquí. Está, y uno "nuevo" que huele exactamente igual que la "Champagne" de YSL de hace mil años. Al final 118 € de perfumes. Ya me vale, pero para eso me lo he estado ahorrando todo el año, qué narices!
El vuelo sale con 10 minutitos de retraso, algo imperceptible. Llegamos a Roma y derechas a coger un bus al centro de la ciudad, donde tenemos el hostal (no hay dinerito pa mucho más y por lo visto en su web, no es tan horrible y tengo baño privado en la habitación), a Termini, el barrio "oriental" por lo que vemos (chinos, coreanos, pakistanís, etc etc). De camino al hostal, observamos la cantidad de negocios de orientales en la zona: ropa, bisutería, calzado, restaurantes, bares, "kebás"... el hostal, un B&B está cerca, subimos, primer piso, en la recepción, una señora, supongo que Giorgia, que parece china (también tienen un maneki neko, qué cosas, jejejeje). Tras un poco de confusión al principio, porque nos cuesta hacernos a la mezcla de inglés/italiano, queda clara la reserva y dejamos las maletas en un pasillo hasta las 14 h que podemos entrar a la habitación. Son las 9,30 de la mañana, tenemos todo el día por delante para poder ver cómo nos organizamos la semana.
Necesitamos café. Visita a la cafetería más cercana que no huela a especias. A la estación. Se llama "Moka" y no tiene mala pinta. Primeros cafés del viaje (somos muy cafeteras), un expresso (1 €) y un capuccino (1,30). El expresso es como un culín de café en una taza pequeña pero super fuerte (eso dicen my sister) y el capuccino en taza mediana, con una nube de espuma de la leche de 2 dedos con dibujito en la superficie incluido, está de vicio.
Echamos a andar. Primera parada, Santa María la Mayor. Voy a tirar las primeras fotos.... ein... un momento, la cámara no se enciende... no me jorobes que se ha roto en el viaje, si la he llevado en el equipaje de mano en su bolsa acolchadita... ostras... que no están las baterías. Mi sister jura y perjura que las metió, pero yo no las veo. Disgusto. Hemos estado buscando tarjeta para la cámara toda la semana (CF) y no las encontrábamos y ahora... Llamada a España.
-"Madre!!!!! mira a ver si están las baterías de la cámara por ahí encima o en la habitación"... -"
No sé qué estoy buscando pero no están". Vuelta al hotel a ver si están en la maleta, con llorera incluida (una es muy sensible). Están. Jodddddddddddddder qué susto.
Vuelta al principio. Santa María la Mayor. Enorme. No tiramos de guía de viaje (libros) de momento, nos guiaremos por instinto caminando por las vías principales a ver dónde llegamos.
Nada más llegar nos hemos dado cuenta de que la ciudad es un caos... no lleva ningún diseño claro de calles pero es lógico debido a las excavaciones y todo lo que se está encontrando debajo de ella. Pero el tráfico... eso es criminal. Hay que cruzar con extremo cuidado porque no paran en pasos de cebra y los semáforos los respetan si no les queda más remedio. Peor que en Portugal. Acojonadas estamos. Eso sí, me alucina la cantidad de motos, sobre todo Vespas que veo pero estoy encantada, con lo que me gustan!!!!
Andando andando pasamos por el Ministerio del Interior donde hacemos la primera parada para estar un rato a la sombra. Hace mucho calor y sólo son las 11 de la mañana. Seguimos andando, observando los edificios, al estilo de ciudades como Madrid, Barcelona... palacios sobre todo (me interesan poco para hacer fotos) hasta llegar a la fuente del Tritón, a la que ya haré fotos, hay muy mala luz ahora, me pilla de frente para tomar una buena perspectiva. Es mediodía. Ahora un cruce de calles. Las 4 fuentes. Vaya, que bonito. Ya estamos tirando de guia para saber dónde estamos más o menos y lo que vamos viendo.
Calle abajo, llegamos a un restaurante. Miramos precios, si tiene baño (nos han avisado que no todos los locales disponen de él) y entramos a comer. Pizza y ensalada. Enormes ambas. Llenas. Nos clavan 3 € de "servicio" por cabeza o sea, por llevarnos la comida a la mesa, dentro del local, nada de en terracita. La madre que los parió.
Hay sed. 1 € una botellita de agua de medio litro. Menos mal que se compensa con la cantidad de fuentes de agua muy fría que hay por la ciudad. Seguimos caminando. Tienda interesante en Via Corso. Pasamos. Caemos (sombra de ojos, corrector y una camiseta para mí con la gatita de los Aristogatos de Disney). Seguimos caminando y siguiendo las indicaciones en señales para la Fontana de Trevi. Calles estrechas, sombrías y cada vez más ruido de muchedumbre... de repente... ostras... los vellos de punta... ahí está, con el mogollón de gente que se oía a lo lejos. Increible. Me siento como en la
Dolce Vita, cuando descubre la fuente, pero yo, de día.
Tras deleitarnos con su belleza (y sufrir los empujones, codazos y olores corporales de los turistas allí congregados), seguimos camino y acabamos en la
Piazza Colonna, tras pasar por la Galería Comercial que me recordó a la de Milán, de paso. Y no sé cómo, tras seguir por
Via Condotti (la milla de oro romana)acabamos en la
Piazza de Spagna, abarrotada y me hacía un pis tamaño industrial así que visita a los w.c. al lado del metro y vuelta a Termini. El metro de Roma... cutre cutre, sucio, estrecho, abarrotado. Nos prometimos no volver a usarlo a no ser que no quedase otra alternativa.
Compra en el super y en el hostal, nos toman los datos, pagamos la reserva y resulta que nuestra habitación está en otro edificio. Ein???? Pues nada, es lo que hay, seguimos al chino de turno a la calle de detrás, subimos a un cuarto piso y encontramos la habitación que parece una celda, grande, con una ventana que da a un sitio de paso de la escalera, en un patio, enrejada, en lo alto de la habitación, no llegamos sin subirnos a una silla. Hay aire acondicionado. Esta limpio. Las camas son cómodas. Pues nada, un hotel "de paso" porque para lo que vamos a estar...