Columna en una revista de cotilleos atrasada (recortado en la peluquería, jejeje)
Lengua vip(erina)
Por Mireya de Sagarra
Gordo es un calificativo que guarda un abanico de cualidades ofensivas. El director de una revista ha despedido a Ruper Everett por llamarle "gordo". Cuando se llama así a alguien se suele, más que pensar en el físico, en sus connotaciones.
Ser gordo es ser un antisistema en potencia: se carga de un plumazo la cultura de consumo, equivale al fracaso de la publicidad; el marketing del hombre hecho a sí mismo, enfajado en medidas clónicas. Todo está pensado para ser vendido a los flacos, desde los asientos de los aviones hasta las tallas de ropa.
La sociedad de consumo rechaza lo opulento. Antes, ser gordo equivalía a estar bien situado, a estar bien alimentado: molaba poder comer. Ahora mola no comer, venderse la automoto de que es espiritual. Una memez; lo que se está es flipada, pero de hambre. ¿O es que nadie ha hecho regimen? En la guerra las rellenitas eran las que más palote ponían. Era sexy. No queda bien decir "gordo", pero nadie se priva de machacar a alguien flaco: "¿Seguro que comes? ¿No vomitarás?".
También es un insulto porque estar gorda muestra el fracaso del marketing y la delgadez extrema, la sumisión a él.
Somos contradictorios.
¿Y todo para ahorrar espacio en el asiento de un avión?
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(la de la foto no soy yo)