Edurne Uriarte
(visto en "Mujer hoy")

Pero no lo vio así la joven de talla especial que comenzó a lanzarles todo tipo de imprecaciones por “su mala educación”, “porque era intolerable”, “porque eran impresentables”. Y más por la sorpresa que por el susto, el caso es que mis amigas, que no callan ni debajo del agua, huyeron despavoridas sin pronunciar una palabra.
Pero no lo suficientemente lejos, porque cuando pararon en la sección de vaqueros, pasó junto a ellas la joven de la talla especial que, en tono muy alto, dijo al niño que la acompañaba, “vámonos, que ésta es la sección de viejas”. Ante lo que mis amigas no pudieron más que reír a carcajadas. Y no tanto por lo divertido sino por lo delirante, por lo absurdo, por lo ridículo de la situación.
Me acordé de la que armé yo misma un día en mis clases de la universidad, cuando me referí a la llamada tercera edad con el concepto de viejos, en absoluto despectivo para mí, pero que sí lo pareció, y sobremanera, a algunos alumnos.
Y volví a pensar, una vez más, en las imbecilidades a las que ha dado lugar el lenguaje políticamente correcto. Pero, sobre todo, pensé en lo encarceladas que seguimos muchas mujeres bajo los cánones estéticos dominantes, es decir, la delgadez y la juventud.

P. D.: Reportajes sobre “la vida que empieza a los 50” y “la curva, que es bella” empiezan a proliferar últimamente en las páginas de las revistas femeninas. Pero esta nueva actitud no resulta suficiente. Todavía nos encontramos muy lejos de liberarnos en ambas materias.
1 comentario:
Hay que tener un poco de tacto. Por el hecho mismo de que la sociedad las usa como insulto.
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