"Otras veces, así como Eva nació de una costilla de Adán, una mujer nacía, mientas yo estaba durmiendo, de una mala postura de mi cadera.
Y siendo una criatura hija del placer que yo estaba a punto de disfrutar, se me figuraba que era ella la que me lo ofrecía. Mi cuerpo sentía en el de ella su propio calor, iba a buscarlo, y yo me despertaba.
Todo el resto de los mortales se me aparecía como una cosa borrosa junto a esta mujer, de la que me separaba hacía un instante; conservaba aún en mi mejilla el calor de su beso y me sentía dolorido por el peso de su cuerpo."
Marcel Proust
2 comentarios:
Al final lo veo claro. Eres una romántica empedernida. Pero mucho.
pues no lo veo yo así...
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